Los días paracen interminables ante la intensa lluvia, parece que el tiempo acompaña mi estado de ánimo.

Es uno de esos días en los que lo único que te apetece es meter tu cuerpo tras una cálida manta en el sofá, ver una película de esas que no te hacen pensar mucho pero sí derramar alguna lágrima que otra y hacen que te sientas mejor.

Esos días en los que la tristeza sin saber cómo ni por qué invade todo tu ser, el cual pide que saques de tí todos esos miedos e inseguridades en forma de llanto.

Cuento esto bajo mi vivencia personal, bajo mis sentimientos y emociones.

Hace ya unos años que sé de la enfermedad de mi hijo, hace algunos años que le veo cómo cada año ganamos la lucha y ella nos gana a nosotros, hace algunos años que te hemos visto maldita Ataxia de Friedreich.

Qué difícil es continuar sabiendo que el camino es duro, qué difícil es vivir cuando hay una dura batalla con la cual lidiar, qué difícil es todo.

Un día estamos todos felices y al otro recibes una drástica noticia con la cual vas a convivir ya de por vida…

Duras palabras las que escribo, pero triste realidad para muchos.

En esos días tristes que menciono, de pronto, recibo un mensaje de mi gran amiga y compañera de viaje María, y me digo si ella puede yo también. En ese mensaje veo una persona que afronta la vida con la mayor de las fuerzas, afronta su enfermedad y lucha contra ella.

En ese día recibo mensajes de amigos y amigas que con el solo hecho de escuchar sus voces me animan; y me digo, Nerea, puedes y debes continuar. A todos ellos les doy las gracias porque en todos los momentos malos están.

Entonces pongo los pies de nuevo en el suelo y pienso que tenemos una esperanza, tenemos algo por lo que luchar y contra quién luchar, tenemos el mejor equipo científico que pueda haber. El equipo del Dr Antoni Matilla que tantas alegrías nos está dando, trabajan sin descanso por buscar una cura, trabajan con entrega y dedicación y por eso tiene mi más completo respeto y admiración.

Entonces es cuando me doy cuenta de que a pesar de nuestra enorme tristeza y dura batalla los días en invierno seguirán siendo tristes, pero que siempre hay una luz donde mirar y entonces lo que antes me parecía triste y oscuro lo veo de distinto color.

Son muchas las veces que os he dado las gracias por ayudarnos a que Stop-fa continúe su andadura para que este proyecto tenga su continuidad, son muchas la veces que os hemos pedido ayuda que por muchos ha sido correspondida y por otros no. Pero sabemos que esta lucha merece, ha merecido y merecerá la pena y por supuesto nos dará alegrías.

La conclusión mía es la siguiente: la es para vivirla con todo aquello que se nos dé, ponerle una sonrisa y continuar con entereza; la vida nos da lo mismo que nos quita, pero vivirla es el mejor regalo que ésta nos pueda dar. Disfrutar cada segundo, casa instante, con pasión e intensidad. Dejar los miedos a un lado y decir a le gente lo mucho que la quieres y no tener miedo en decir que la necesitas.

Quiero dedicar estas palabras a un acompañante en mi camino muy importante para mí que no está pasando su mejor momento, y a todas las personas que estén pasando por duros y complicados momentos deciros que siempre hay una luz que nos ilumina y buenos amigos y amigas y buena familia con la que sentirte querido o querida y arropado y llenos de amor, que la felicidad la tenemos y hay que ser felices rompiendo esas barreras, romper esos impedimentos que nos impiden buscar la felicidad. Un día lo conseguiremos y nos sentiremos orgullosos del trabajo conseguido, realizados y compensados.

 

Carpe diem

Nerea Gómez Arroyo 

El equipo STOP-FA

 

 

Deja un Comentario